Cómo gestionar el conflicto

La coparentalidad, especialmente tras una separación o divorcio, puede estar marcada por desacuerdos y tensiones. Sin embargo, la manera en que se gestionan estos conflictos es fundamental para el bienestar de los hij@s.

Antes de buscar el diálogo o la resolución de diferencias, es esencial que dediquemos tiempo a identificar y fortalecer nuestras propias habilidades emocionales y comunicativas. Este proceso de autodesarrollo no es solo un paso previo, sino la base sobre la que se construyen relaciones sanas. Solo cuando hemos cultivado estas habilidades en nosotros mismos, estamos realmente preparados para encontrarnos con el otro desde un lugar de madurez, apertura y respeto. 

1. Tomar distancia emocional

Es esencial identificar y reconocer las emociones que surgen, como el enfado, la frustración o el resentimiento. Darse un momento para calmarse ayuda a evitar respuestas impulsivas. Este paso es clave para no dejarse arrastrar por las emociones.

2. Definir el problema juntos

Una vez que las emociones están bajo control, es importante sentarse con el otro progenitor para aclarar qué está ocurriendo realmente. Definir el problema de manera conjunta implica escuchar activamente, expresar las propias necesidades y comprender las del otro (también lo que no se dice). Centrando la conversación en los hechos y en las necesidades reales de ambas partes, se evitan malentendidos.

3. Dialogar con respeto

La base de un diálogo es el respeto mutuo. Expresar nuestras opiniones con sinceridad, evitando críticas o reproches, favorece la apertura. Y al estar abiertos a cooperar, es más fácil lograr el entendimiento, a través de la escucha y la empatía, que tratar de imponer nuestro punto de vista o ceder sin convicción. 

4. Explorar opciones

En lugar de enfocarse en las diferencias, es fundamental buscar, de manera conjunta, nuevas alternativas. Este paso requiere creatividad, flexibilidad y apertura a nuevas ideas para encontrar soluciones sostenibles que respondan a las necesidades de todos, especialmente de los hij@s.

5. Llegar a acuerdos claros

Finalmente, es importante poner por escrito la mejor solución y comprometerse a cumplirla. Los acuerdos deben ser claros, realistas y asumidos por ambas partes.

Abordar los conflictos de forma consciente y en colaboración no solo ayuda a resolver los desacuerdos presentes, sino que también favorece el bienestar emocional y brinda a los hij@s un ejemplo positivo de cómo gestionar las diferencias.